El pasado fin de semana, 28 y 29 de enero —de 1924— , me vi involucrada en una aventura poco habitual. Mi misión como fotógrafa forense consistía en dejar constancia gráfica de todo aquello que se mostrase ante mi lente durante aquellos días en el Hotel Asturias, situado en Gijón, desde el sábado por la tarde hasta el medio día del domingo.
Yurmuvi y Z de zombies organizaron el primer pase del rol en vivo bautizado como La Venganza Lapislázuli (El segundo pase tuvo lugar el 4 y 5 de febrero). Una aventura lovecraftiana de dos días de duración, donde 50 jugadores se vieron inmersos en un episodio de misterio y terror por los salones, pasillos y habitaciones del hotel, cuya decoración encajaba a la perfección con la época en la que se desarrollaban los acontecimientos.
A continuación he seleccionado algún fragmento de la historia escrita por los chicos de Z de zombies para este rol, con la influencia del universo de Lovecraft, y cuyos acontecimientos se remontan al comienzo de los tiempos.
La mezcla de acontecimientos históricos o de personajes reales de nuestro pasado junto con los elementos fantásticos de la trama hacen que los jugadores se sumerjan absolutamente en la aventura.
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Hasta llegar al momento en el que se llevarán a cabo los acontecimientos del hotel.
Los sucesos que se describen a continuación no son otra cosa que la mera transcripción de los hechos presenciados por Laura Madoz y Rafa Andreä, fotógrafos de la policía forense.
Como fotógrafos forenses, llegamos al hotel Asturias el sábado por la tarde y, después de preparar nuestro equipo, nos reunimos con el comisario Julio del Junco y el resto de la policía en la habitación 502, donde se nos entregó una acreditación, y junto al resto de forenses y detectives asistimos al briefing sobre el caso del asesino llamado Xuacu el Grande, escapado de la cárcel y relacionado con una serie de asesinatos desconcertantes.

Varios testigos contaron su relación con los hechos previamente acontecidos y una camarera del hotel mostró una joya, herencia familiar, portadora de un símbolo macabro.
Después de eso nos dirigimos, acompañados de la policía y los forenses, a otra habitación donde nos encontramos con un cuadro desagradable e inverosímil: Un cadáver en un avanzado estado de descomposición, que hacía menos de veinticuatro horas había sido un hombre vivo y sano. Después de aquello nada volvió a ser como antes.


Las imágenes y sucesos extraños y macabros que siguieron a las siguientes horas provocaron que gran parte de los huéspedes, ya involucrados, quisieran o no, en aquel lío, perdieran parte de su cordura mientras nosotros pasábamos de un pasillo a otro, de una habitación precintada a otra, presenciando cadáveres, mujeres y hombres resucitados, sectas llevando a cabo rituales fuera de lo común, asesinatos, detenciones y monstruos que nada tenían que ver con este mundo: hombres pez, monstruos con tentáculos…


Como fotógrafa forense nunca había presenciado nada parecido. He intentado recobrar la cordura perdida desde los hechos pero me ha sido imposible por el momento, puede que deba pasar más tiempo hasta que pueda enfrentarme a la realidad. Por ahora estoy recluida en mi casa, apenas salgo del laboratorio, pues estoy obsesionada con revelar todo el material gráfico. Se lo debo a los muertos.
Por su parte, mi compañero Rafa Andrëa se ha dado a la bebida, vicio que nunca ha dejado del todo, pero que ahora parece ser su única vía de escape para superar aquello que vivimos.
